lunes, 23 de febrero de 2009

LAS ESPECIES MONETARIAS EN COLOMBIA

MONEDAS EN COLOMBIA.

La unidad con que usualmente se hacían los pagos en las colonias españolas fue el peso fuerte de plata, que tenía como submúltiplos el real, el medio real, el cuartillo y el maravedí. Un peso equivalía a ocho reales, el real a cuatro cuartillos y un cuartillo tenía 8.5 maravedíes. El contenido de metal fino del peso de plata se medía en dineros. La plata en estado puro contenía 12 dineros.
Hasta 1771 cuando se acuñaban las monedas de plata a cada once unidades de metal fino se agregaba una unidad de liga. De esta manera se decía que el peso de plata era de once dineros, lo cual equivalía en el sistema decimal a una ley.
En 1771 el contenido de metal fino del peso de plata se redujo, de manera sigilosa, a 0.90225, y otro tanto ocurrió en 1786 cuando la ley de la unidad monetaria se estableció en 0.875. De esta suerte, de la Colonia heredamos monedas de distintas especificaciones, entre otras la llamada macuquina, que además de ser poco homogénea en cuanto a su ley era de disímil peso y diseño.
A esa diversidad se agrega que durante la guerra de Independencia, tanto el bando patriota como el realista acuñaron monedas de diversas características para sufragar los gastos que demandó el conflicto. En los cincuenta años que van de 1821 a 1871 las especies monetarias que circularon en Colombia estuvieron constituidas, para todo fin práctico, por esas monedas metálicas de diversas características, pese a los intentos de unificación monetaria que se hicieron en 1821, 1836, 1846 y 1857.
La moneda metálica coexistió a partir de 1871 como unidad monetaria con billetes emitidos por bancos privados, en virtud de la libertad de emisión consagrada por la ley 35 de 1865. Esos billetes eran redimibles por moneda metálica a voluntad de sus tenedores y fueron emitidos por 36 bancos privados entre 1871 y 1886 (ver "Orígenes de la banca comercial en Colombia" Credencial Historia Nº 135, marzo 2001). En este último año el presidente Rafael Núñez estableció el curso forzoso del billete del Banco Nacional que había sido fundado en 1880. Esa disposición acabó a la larga con la emisión de billetes por los bancos privados.
El Banco Nacional, teniendo en cuenta su carácter de banco estatal y la precariedad fiscal que caracterizó a los gobiernos de la Regeneración, no emitió desmesuradamente, pero pese a ello fue objeto de airadas controversias políticas a raíz de las llamadas emisiones clandestinas que tuvieron lugar a finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo XIX. A pesar de que por ley en 1894 se estableció la liquidación del Banco Nacional, el gobierno durante la guerra de los Mil Días puso a trabajar sin descanso ni fatiga la Imprenta Nacional para la producción de billetes, lo cual produjo entre 1899 y 1903 una elevación inmoderada de los precios internos, al igual que de la tasa de cambio de la moneda nacional respecto a la libra de esterlina y al dólar de los Estados Unidos.

A raíz de esos sucesos, en 1905 se cambió la unidad monetaria y se legisló para que el nuevo peso oro equivaliera a cien pesos de los antiguos. Desde entonces y hasta 1923 se hicieron diversos intentos por volver a un patrón monetario metálico basado en el oro, pero lo único que verdaderamente ocurrió fue la sustitución de los billetes antiguos emitidos durante la guerra de los Mil Días por unos billetes representativos de oro emitidos por la nación colombiana que siguieron circulando, luego de varias reimpresiones con el fin de cambiar los deteriorados por el uso, en pequeña cuantía hasta 1976 y que se conocen en la estadística monetaria como billetes nacionales.
A raíz de la creación del Banco de la República en 1923 y del establecimiento de una nueva institucionalidad para el ejercicio del negocio bancario quedaron claramente delimitadas las órbitas de competencia para el manejo de la emisión monetaria. El Banco de la República fue instituido desde entonces como el banco único de emisión, banco de bancos y se le encargó la tarea de regular la moneda y los cambios. Entre 1923 y 1931 los billetes emitidos por el Banco de la República, en denominaciones de 1, 2, 5, 10, 20, 50, 100 y 500 pesos, eran cambiables por su equivalente en oro a voluntad de los tenedores o por giros sobre el exterior pagaderos en dólares. Así, durante esos años, el país mantuvo un esquema de libre convertibilidad de los billetes emitidos por el banco central.


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